Al diablo no le importa mucho,
las eventos del mundo cotidiano.
El Edén es la misma tierra,
que sembró la semilla de la
muerte para todo el mundo.
Todos se quejan por el desamor,
Y no piensan que son culpables
de sus propias decisiones.
La verdad es algo que no existe,
así como la mentira, son dos
posibilidades para salvarse, de los
pescados capitales.
El diablo sigue elaborando
conflictos, que llevan a los
mediocres devorar a otros
individuos y los ingenuos son
solamente soberbios egoístas.
©E Nordin